En diciembre de 2014 publiqué la segunda edición de la revista digital "El paisaje perfecto", que recopilaba todos los artículos publicados a lo largo de ese año
en el blog homónimo. De la página 98 a la 113 desarrollo el concepto de la figura humana en el paisaje como recurso compositivo y narrativo: desde una introducción de la mano de los referentes
que se pueden tomar como inspiración, cómo influye la figura en el paisaje, para terminar con una recopilación de consejos sobre técnica y composición.
No pude resistirme a desarrollar un tema que me causaba cierta controversia: en aquellos años me centraba exclusivamente en que mi fotografía fuera de paisaje natural, descartando cualquier elemento humano, pero era consciente del potencial de la figura humana en un paisaje, de este modo decidí superar lo que se suele llamar la zona de confort para estudiar este recurso que he ido aplicando posteriormente a lo largo de los años.
Una de las maneras en las que influye una persona dentro de una escena paisajística es que puede dimensionar la escena para transmitir una aproximación de la escala del resto de elementos del paisaje. En el caso de las personas, casi minúsculas, que aparecen en la parte superior izquierda, tienen como objetivo que el espectador aprecie la dimensión de la duna por la que suben. Su posición también es determinante, tan cerca del margen crean desconcierto, pero además no es puramente intencionado, pues tuve que cerrar el encuadre para que no se viera nada de cielo, de este modo, con un fondo que es otra duna, si se interpreta como tal, la percepción del tamaño de esta última puede ser de monstruosidad.
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