Creer en las casualidades

 

 

     Puedes pasar mil veces por un mismo sitio y no te fijas en los detalles, pasas de largo, absorto en tus pensamientos como si estuvieras aislado en una burbuja que te impide observar lo que tienes alrededor. Eso me ocurre en muchas ocasiones cuando salgo a correr: los mismos caminos, los mismos baches, charcos... e incluso te cruzas más o menos a la misma hora con las mismas personas.

 

     Un día como cualquier otro, pasando por el mismo sitio por el que paso varias veces todas las semanas, me llamó la atención una extraña acumulación de piedras a un lado del camino. Me acerqué y descubrí que se trataba de algo más complejo, premeditado y, sobre todo, enigmático. Lo recorrí y me recreé en su estructura durante un par de minutos en los que empezaron a surgir preguntas como ¿quién? ¿porqué? ¿cuándo? Pero sobre todo ¿Cómo será desde el arriba?

 

    Para dar respuesta a la última de estas preguntas me fui con el dron y las pilas bien cargadas a dar un vuelo por la zona ¿Cuál fue mi sorpresa? a lo lejos observé en lo alto de la colina una persona que acarreaba piedras. Lo que pensé que era una contrucción finalizada y abandonada en realidad no lo era, seguía viva y allí estaba Ricardo Nicolás, su creador. Durante la sesión de fotos con el dron compartimos charla, me contó cuando, porqué y, sobre todo, cuál era el verdadero significado de su obra.

 

     Siempre he sentido un vínculo especial con este tipo de manifestaciones artísticas, conocidas en el mundo académico como Landart. Me parece que están rodeadas de misterio, son algo espiritual que conectan al hombre directamente con el medio, curiosamente, no he sido el único al que le ha transmitido buenas sensaciones el lugar en el que está construido el Observatorio Vida Libre, tal como lo llama Ricardo Nicolás. Detenerme un instante en lo alto de esa colina cuando salgo a correr me ha aportado algo más que recuperar el aliento ¿pueden ser las vistas? es posible, pero es cierto que ese día descubrí que, por algún motivo, se trata de un sitio especial para muchas de las personas que pasamos por allí. 

 

    Las casualidades existen: Ricardo Nicolás se moría de ganas por observar su obra desde el aire y allí aparecí yo con mi dron. Mis incógnitas sobre aquella misteriosa construcción parecía que nunca iban a obtener respuesta y allí estaba su creador esperándome para contarme los detalles más íntimos de este lugar tan especial.

 

     

 


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