Buscando linces en Andújar

 

    Volvemos a la carretera y el viaje comienza con la incertidumbre sobre cómo nos afectará el frío en nuestro 4x4 camper. Las temperaturas para las noches de comienzos de diciembre en la zona de la sierra de Andújar eran bajas, muy tímidamente superarían los cero grados. El primer trayecto lo realizamos sin paradas, llegamos bien entrada la noche y dormimos junto al río Rumblar, la antesala de Andújar, donde la mañana siguiente amaneció con frío y niebla.

 

     El objetivo del viaje era observar al lince ibérico en libertad. El optimismo, que estaba muy empoderado por las instrucciones de amigos que habían estado en la zona, poco a poco se fue desvaneciendo a lo largo de la primera jornada de búsqueda. Tiramos la toalla cuando el crepúsculo apenas nos permitía distinguir sombras entre las ramas de los árboles, abandonábamos la zona lince pero un grupo de personas en el arcén nos indicaba algo muy claro: estaba por allí.

 

     Ni más ni menos que cuatro ejemplares acababan de pasar por allí. A más de 100 metros, cuando con mi propia vista apenas podía distinguir una sombra, con el ISO alto de la cámara pude fotografiar dos ejemplares. Sólo fueron unos segundos, pero la emoción estaba por las nubes al haber tenido frente a mi al fantasma de nuestros bosques, el felino más amenazado del planeta.

 

     Este encuentro no nos hizo más que ponernos los dientes largos y, a la mañana siguiente, pusimos rumbo a la zona en la que lo vimos el día anterior. La búsqueda fue infructuosa en esa segunda jornada, tal vez si hubiéramos esperado al crepúsculo podría haber habido suerte pero teníamos otros planes para ese viaje. Cruzamos el parque natural de la sierra de Andújar de sur a norte para observar las grandes manadas de ciervos y gamos, la experiencia de tener un gran macho a escasos metros y que te mire directamente hizo que se nos olvidara por un momento lo escurridizo que era el lince.

 

     Dejamos Andújar atrás y buscamos una buena zona para pernoctar, no podía faltar la hoguera para calentarnos y cocinar una deliciosa cena, a la brasa todo sabe mejor. Con las primeras luces del siguiente día y envueltos en una densa niebla partimos dirección Cáceres, dónde teníamos una cita con José María Benítez en el centro de recuperación de fauna Los Hornos, en Sierra de Fuentes. Allí vive Nautilus, un lince retirado del programa de cría en cautividad por un problema genético, aunque no hay nada como poder ver este animal en libertad, la mirada directa, profunda y penetrante de este animal tiene la capacidad de cortarte la respiración por momentos. 

 

 


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