Un nido frente a mi ventana

     Puedo considerarme afortunado porque una pareja de palomas ha elegido la acacia frente mi ventana para construir su nido. A escasos dos metros he ido viendo como día a día iban colocando ramita a ramita en el nido, la puesta de los huevos y tras la incubación ha llegado el gran momento: el primer polluelo. 

 

     La llegada al mundo de este pequeño ha coincidido con una fecha que le imponemos en el calendario a los animales salvajes: la apertura de la media veda. Con la llegada de agosto llega uno de los momentos más felices para los cazadores pero también uno de los más difíciles para las especies calificadas como cinegéticas. Miles de cazadores salen al campo tras el parón de primavera/verano para volver a la actividad que tanto les apasiona.

 

     Hasta el 25 de agosto no debería cazarse ninguna paloma pero... ¿qué ocurre si a uno de los cazadores de gatillo fácil (casi todos) se le cruza una paloma antes de esa fecha? Pues que le va a disparar sin dudar. ¿Qué ocurrirá con los polluelos que están esperando en el nido? Que morirán y al próximo año no habrá ni paloma ni polluelo. Así de sencillo.

 

     No sólo es importante que los cazadores respeten fechas, cupos y especies, es necesario un control más intensivo de la administración sobre la ecología de las especies, la educación y las aptitudes de los cazadores para evitar que las poblaciones de muchas especies salvajes se encuentren al límite de su existencia. Uno de los representantes del colectivo cinegético calificaba en los medios de comunicación el pasado 15 de agosto la apertura de la media veda como catastrófica en cuanto a capturas. Era de esperar. El próximo año se repetirá la misma historia.


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